lunes, 30 de mayo de 2011

Z. Con Z de zebra, de zorro, de Zapata, de zapato, de zanoria, de baZinga!, de zZzZzZ...

El repetitivo sonido de los grillos que tengo como alarma en mi celular se intensificaban cada vez más. Nunca me había costado tanto despertar, mis párpados no respondían y recuerdo haber tratado de llevar una de mis manos hacia mis ojos para tratar de hacerlos reaccionar, pero era como si sólo mi conciencia o mi mente hubieran despertado... el cuerpo... el cuerpo seguía dormido, recordando ese momento, me doy cuenta que no me preocupó en lo más mínimo no poder hacer nada ante los caprichos de mi cuerpo, es más por un momento me dije "... si el cabrón (refiriéndome a mi cuerpo) no se quiere mover, pus que hacerle...". Habrán pasado diez o quince minutos después y desperté nuevamente, abrí los ojos muy despacio, porque no podía despegar nuevamente las estampas que llevaba por párpados; y una vez que logré abrir los ojos, los ligeros rayos que se colaban entre las cortinas de papel de mi habitación, me lastimaban como si viera al sol directamente: "...chale, ¿estoy crudo? ¿qué hice ayer? ¿cuánto habré tomado?... ¿que hora es?..." Al ver el reloj que tengo en el buró vi que eran las 5:16. Me levanté y fui al baño, no sé porque lo hice, pues no tenía ganas de orinar ni de "estacionar un topaz" como se dice en las altas esferas sociales (ja ja!), pero llegué ahí y de pronto fui consciente de que mi cuerpo completo estaba "dormido", no sólo era una pierna o un brazo era todo el cuerpo. Sentía un hormigueo ligero y si me picaba el brazo, el pecho, la panza, la nalga izquierda y lo peor de todo, al pequeño Charlie Jr. no sentía absolutamente nada. Comencé a ponerme algo nervioso y de manera instintiva voltee hacia el espejo y vi mis ojos entre abiertos y con un color amarillo como nunca había visto otros, el iris era muy opaco y por más que trataba de abrir por completo mis ojirows el intento era en vano. Esto estaba muy mal: "¿¡Qué pedo!? ¿Qué chingados tomé ayer?". Abrí la boca para seguir con mi examen médico y noté que no podía abrirla por completo ni sacar a plenitud la lengua, la baba era escasa. Cuando intenté cerrar la boca se quedó ligeramente abierta: "¡No mames! ¡ciérrate!". Llevé mi mano derecha (que pesaba más de lo usual) hacia mi mandíbula y cerré la boca por completo. Mientras hice esto me mordí la lengua y sentí un crujido, volví a abrir la boca y observe como sangre espesa y obscura escurría desde dentro de mi boca descompuesta y por si fuera poco una de las muelas superiores se había roto casi en su totalidad. Por un lapso de medio segundo mi mente divagó pensando que debería existir un comercial para dentífricos que tuvieran a un personaje que pasara por la misma situación que yo, dejé de imaginar que ocurriría después, porque era evidente que yo no estaba en un comercial y que me estaba pasando un problema que no era cualquier cosa.

No entendía que estaba pasando, un razonamiento espontáneo asaltó mi pensamiento justo en ese momento: "5:16 marcó el reloj... pero hay mucho sol para que sea esa hora... así que hay de dos sopas: o son las 5:16 pm o la pila del reloj ya valió madres", salí del baño y como si lo de mi muela y la lengua fuera cosa de nada fui hacia la sala par encender la tele y saber que hora era en realidad (ni siquiera voltee a ver el reloj de pared, pues mi concentración estaba enfocada en obtener la verdad desde la televisión). Canal WB en tele de paga, The Big Bang Theory, 5:28 pm. "¡Puta madre! ¿que día es hoy? ¿¡No fui a trabajar!?... ¿Qué vergassss me tomé ayer? -(sí, sí, me doy cuenta del albur, pero esa frase fue justo la que pasó por mi mente)- ...¡A ver mi celular, seguro ya me hablaron de la oficina como mil veces!". Regreso a mi cuarto, tomo el celular y estaba sin batería, mientras se reinicia y enciende, trato de recordar que ocurrió ayer, pero mi mente es a big black out; el celular emite el pitido con el que indica que se ha encendido después de perder batería. Después de equivocarme tres veces al poner el código de desbloqueo puedo ver que tengo doce llamadas perdidas, cuatro son de uno de mis jefes, cinco de la casa de mis padres y tres de la oficina, pero las de mis jefes son de hace dos y tres días, las de la oficina de ayer y antier al igual que las de mis padres... "No entiendo... ¿que pasó?..."

Desconcertado por no recordar nada, caminé hacía la sala, y un poquito por la cocina, regresé por el pasillo, di la vuelta y fui de nuevo a la sala y todo eso tratando de recordar que había sido lo último que hice, pero no más no... me senté en mi sala frente a la tele: "...¡ah! el episodio donde Sheldon huye de Leonard en una alberca de pelotas y sale por distintos puntos diciendo Bazinga! Ja ja ja! que buena es esa parte... ah... (suspiro)... quiero un amigo como Sheldon... bueno, ya, a ver ¿qué fue lo que hice la última vez? ¿por qué se me rompió la muela y me mordí la lengua arrancándome un pedazo sin sentir dolor? ¿Desde cuando me quedé dormido?... ¿Ya me habrán despedido?... ¿Le marcaré a mis papás? pero ni siquiera sé que pasó ni que hice, no puedo decirles eso si me preguntan... van a imaginarse que ando en drogas o algo así... ¿¡Y si me drogué tanto que no me acuerdo!? No, con marihuana no creo que eso pueda pasar, tendría que haber fumado como medio kilo en un solo porro... bueno, eso me han dicho..."

Después de mi análisis mental que me llevó a nada, decidí bajar al estacionamiento y ver que pistas podía encontrar en mi carro. En eso me encontré a la vecina que vive arriba de mí y que no esta tan de mal ver:

- ¡Hola vecino!
- (eh?)... Ah, ¡hola!... - se me queda viendo raro y no puede evitar una cara que denota asco o miedo.
- Oye, es que quería ver si podemos cambiar de lugar, porque se me dificulta mucho salir en las mañanas...
- [¿de qué habla esta chulita?¿por qué me vio así?]... mmm... ¿cómo?, es que no te entiendo...
- Sí, es que Gaby - (la otra vecina) - sale hasta las 8:30 y su carro me estorba para salir. Yo salgo a las 8.
- OK... (sigo sin entender)...- Mi silencio, mi cara de enfermo combinada con mi poca comprensión a sus palabras seguro le hicieron creer que era retrasado mental.
- Lo que quiero es que muevas tu carro y yo me estacione en mi lugar y tú en el tuyo, por favor.
- (¿dejé mi carro en tú lugar?)... Oh, ya veo... claro, ahora mismo lo muevo. - ella sonríe como aliviada y a la vez de una forma poco sincera-.

Camino medio torpe y bajo las escaleras de forma peculiar, porque a veces el no sentir las piernas me hace perder la habilidad de moverlas con normalidad; ella seguramente se da cuenta de eso, pero no me ha dicho nada.

Una vez abajo, en el estacionamiento, veo mi carro estacionado en su lugar como ella había dicho. Quito los seguros mientras me acerco hacia la puerta, la abro con dificultad y me subo al carro que parece abandonado con tanta suciedad en su interior y exterior. En el asiento del copiloto veo que hay una bolsa de Mc Donald's, en su interior un Mc Trío intacto. Enciendo el auto y con dificultad pude maniobrar, frenar y acelerar; cada vez se me dificulta más tener precisión en mis movimientos. Una vez que mi vecina se estaciona en su añorado lugar, me echo de reversa y golpeo el Chevy de los vecinos del 301: "...¡verga!... no mames, tenía que pegarle al carro de estos pendejos..." Flashback a hace algunos meses: Son las 9:15 pm, tomo el taladro y continúo perforando una de las paredes de mi sala para después colocar una pequeña repisa. Pero no acabo de hacer el penúltimo agujero, porque en el techo de mi departamento los golpes de un palo de escoba retumban desde el piso del matrimonio que vive en el 301. He entendido el mensaje, es tarde y el ruido molesta. No habrá más taladro por hoy. Al siguiente día subo las escaleras que me lleven al segundo piso, abro la puerta principal del departamento, son las 7:45 pm, el taladro esta frente a mí y sólo falta hacer dos hoyos para poder poner los taquetes, las pijas u colocar mi repisa, ¡Hagámoslo! Jalo el gatillo de mi ruidosa herramienta (el taladro, claro está) y comienzo a perforar la pared roja que parece que quedó sangrada por tanta perforación. 1... 2... 3... sólo tres segundos de ruido y el palo de escoba retumba sobre mi techo nuevamente: "...¡nel! ni madres... ¡ya 'stuvo!..." Tomo las llaves, abro la puerta y subo rápida pero silenciosamente al siguiente piso. ¡Toc-toc!... (pasan diez segundos) ¡Toc-toc-toc!... (pasan otros diez) ¡TOC-TOC-TOC-TOC!... (pasan cinco segundos) abren la puerta, frente a mi un hombre de mi estatura, sus lentes que le empequeñecen los ojos hacen ver su alto grado de miopía, su cabello se baña de algunas canas que son prematuras, su pijama es más bien una playera gris obscuro y unos pants azul claro; de pronto frente a él una niña de unos 3 o 4 años aparece y me mira con inocencia:

- Vecino, buenas noches.
- Buenas noches.
- Oye, sé que puede ser muy molesto el ruido, pero dame chance, van a ser las 8:00 y yo no tardo más que un minuto en acabar de taladrar, ¿Ok?
- Sí, claro, no hay problema. Sólo que ya no hagas ruido tan noche, ¿si? como ves tenemos una pequeñita...
- Sí, sólo tardaré un minuto. Gracias.
- A ti, hasta luego.
- [ah verdad, putín... muy chingón pegando en mi techo, pero ahorita ¿que tal? ¡se te hizo chiquito el asterisco!...]

¡Coño! le pegué al carro de este cabrón, y por lo que veía desde mi espejo lateral su faro se rompió. Al ver de frente nuevamente veo que mi vecina me observa con preocupación en su cara. Mi mirada debió haber sido acusadora, pues me observó a los ojos y noté su nerviosismo. Bajó la mirada rápidamente y subió las escalera sin voltear a verme. Probablemente se impactó tanto que olvidó cerrar las rejas del estacionamiento y a mí me nació un impulso que se volvió fuerte en cuestión de centésimas de segundo: debía huir... debía huir de todo; de mi muela rota; de mi sangre coagulada; de mis llamadas perdidas; del faro roto; de mis lagunas mentales; de todo.

Así que sin pensarlo más, me eché de reversa bruscamente golpeando la reja que por inercia se cerraba, deje el carro sobre la banqueta en frente del otro edificio y me bajé para cerrar, como pude, la reja (ante todo la seguridad de mis vecinos). De la nada, un tipo como de unos veinte años se acerca sospechosamente al carro a paso veloz; la puerta del auto está abierta y percibo al instante sus malévolas intensiones. Salto torpemente sobre él, pero logro derribarlo y quedo encima de él. Me ve fijamente a los ojos y veo miedo en los suyos, al percibir esto decidí dejarlo y sólo subirme al carro.

Voy cuesta abajo, y volteo por el retrovisor, mi conserje Martín sale de su edificio e intercambia palabras con el enclenque rufiancillo, él me señala y ya no alcanzo a ver la reacción de Martín, porque tengo que dar vuelta. "Pinche chamaco vivales... me lo hubiera madreado pa' que ya no ande de ratero..." De pronto me acordé que tenía un Mc Trío esperando a ser devorado, no tenía hambre, pero fue algo instintivo. Saqué las papas y me di cuenta que ya tenían moho, después saqué la hamburguesa y vi que estaba buena, así que le di un buen mordisco. Al parecer lo dormido de mi cuerpo afectaba casi a todos mis órganos porque mis papilas gustativas no funcionaban tampoco; aún así me comí toda la hamburguesa y al final en el último bocado me di cuenta que el pan ya tenía vida unicelular en su superficie. Me dio asco aunque realmente no tuve nauseas, y mejor pensé en dar un trago al refresco que estaba en la bolsa. Al tratar de tomar un trago me ahogué, intenté una vez más y tampoco pude, los movimientos que la faringe debe hacer para pasar alimento no funcionaban... lo extraño es que la hamburguesa no representó ningún problema.

Salí de la cerrada, pero no sabía a donde ir, así que me estacione pasando un par de calles. Dios, no sabía que me estaba pasando, pero era algo grave y anormal. Me vi en el espejo del carro y mi apariencia era peor, mi piel estaba con un color amarillento y en algunas partes verdoso, mis ojos no tenían ni una pizca de brillo y mi boca no se podía mantener cerrada por si misma.
En la parte de atrás del carro, traía un hoodie así que decidí ponérmelo para no asustar a la gente, como pasó con mi vecina o con el vándalo aquél. Mientras metía la mano izquierda en la manga sentí algo raro en mi dedo índice y al sacar mi mano y ver el dedo en cuestión me di cuenta que la uña se me había desprendido... "¡Fuck!... ahora si me estoy pudriendo..." mis manos eran amarillas y veía que mis venas tenían un color rojo obscuro, se transparentaban a través de la piel que se sentía delgada y porosa como la de una gallina desplumada. El poco vello que tenía en mis brazos había desaparecido y entonces pensé en mi cabello y al meter mi mano entre el gorrito de la sudadera y mi cabeza el cabello se me desprendía como si acariciara un Diente de león.

Volví a verme en el espejo de mi carro y me arranqué otro mechón sin sentir nada. Volví a abrir la boca, tomé un incisivo con mi pulgar y mi índice y me lo quité sin la menor dificultad. De pronto empecé a marearme y todo era borroso y muy confuso; traté de calmarme y respirar profundo y fue ahí cuando me di cuenta que no estaba respirando, simplemente no podía aspirar, pero no me sofocaba. Había cerrado los ojos y cuando los volví a abrir seguía sin poder ver bien, así que me tapé el ojo derecho y descubrí que veía bien me tapé el izquierdo y veía hacia el techo de mi carro, inconscientemente voltee hacia arriba y casi veía los asientos de atrás, trate de verme al espejo con ambos ojos y concentrándome en solo ver con el izquierdo pude notar en mi reflejo que mi ojito derecho estaba chueco y veía hacía arriba.


Para saber que hacer en caso de un Apocalipsis Zombie visita el blog de Centers of Disease Control and Prevention que es una organización que procura promover en las personas la cultura de la prevención ante catástrofes que amenacen la vida de la población en Estados Unidos: http://blogs.cdc.gov/publichealthmatters/

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